Te recuerdo aturdida de miradas de turistas. Hermosa y cantarina tu agua. Fue impresionante dar la vuelta a una esquina y encontrarte. Los dos nos quedamos unos minutos en silencio reconociendo que estábamos ante algo espectacular,irrepetible. La miré y la besé delante tuya. Como en cada esquina de Roma. Me sentí dichoso. Por fin te conocí. Aun recordaba la primera vez que oí hablar de ti y te vi en un libro. Y ahora estaba allí mirando tus aguas y con Ella. Buscamos la salida por uno de tus laterales y a mi se me antojó pizza. Era nuestra primera noche en Roma. La ciudad que nos devolvió los sueños.
martes, 2 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Con lo que te gustan las fuentes, em imagino que te quedarías paralizado contemplándola.
Un beso.
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