domingo, 30 de noviembre de 2008

TENÍA EL AIRE...


...un perfume de recuerdos. Nacidos con el tiempo y el cielo de Sevilla. Y anclados al pie del Tiber. No pude tener mejor compañía que la tuya para vivir en Roma. No pude ser más feliz que viéndote sonreír y notando ese brillo en tu mirada. Era un sueño, el tuyo, que caló en el mio con la fuerza de pasear por la ciudad eterna. Puede que no tengamos las mismas ideas en algunas cosas. A pesar de eso se que la felicidad de verte sonreír estará por encima de cualquier idea terrenal. Roma se convirtió en mi sueño. Tu y una ciudad eterna. ¿Se podía pedir más ?.

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