domingo, 23 de noviembre de 2008

CAMPO DE FIORI


Continuamos el primer día adentrándonos en Roma. La tarde ya se había disuelto y el resplandor del sol era un efímero rastro por encima de los tejados. La miré entre la multitud allí estaba Ella. Había venido conmigo a una de esas ciudades donde nacen los sueños. Seguimos adentrándonos en Roma ambos con los ojos bien abiertos. Empapándonos de sus calles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Campo dei Fiori... ¿qué recuerdos! Con tal de estar allí no importaría, a veces, ser chamuscado un poco, como Giordano Bruno...